Los componentes metálicos producidos para las industrias alimentaria, de bebidas, de envasado y farmacéutica deben cumplir exigentes normas de acabado de superficies. Esas superficies deben ser ultrasuaves, con un acabado de precisión, para evitar así zonas de proliferación de bacterias.
Las principales características de una superficie sanitaria perfecta son la resistencia a los patógenos y a la corrosión, la facilidad de limpieza y la resistencia a la adherencia de productos para evitar la contaminación cruzada.
Varias asociaciones comerciales y organizaciones no gubernamentales, como el Instituto Americano de la Carne (AMI) y el Grupo Europeo de Diseño de Ingeniería Higiénica (EHEDG), recomiendan una rugosidad máxima de 0,8 micrómetros para las superficies de acero inoxidable de las instalaciones de procesado de alimentos.
La American Society of Mechanical Engineers – Bioprocessing Equipment (ASME BPE) es un organismo que ofrece orientación y recomendaciones a la industria farmacéutica sobre superficies con un estándar de 0,5 micrómetros.
El electropulido en seco de DLyte proporciona superficies de acabado espejo por debajo de 0,02 micrómetros en las aleaciones metálicas más comunes de las industrias alimentaria, de bebidas, de envasado y farmacéutica.
Esta tecnología consigue resultados superiores a los de cualquier otro método de acabado de superficies en términos de valores de rugosidad, facilidad de limpieza, resistencia a la corrosión, tiempo de proceso y coste por pieza.